El abuso de medicamentos comprende desde el mal uso de fármacos recetados por profesionales de la salud así como también los "recomendados" por tu círculo social. Muchas personas recurren a la automedicación ya sea conciente o inconcientemente de las consecuencias negativas que la sustancia famacalógica pueda generar. La terminología de la dependencia, el abuso y la adicción a las drogas ha producido, durante mucho tiempo, una confusión que se deriva del hecho de que el uso repetido de ciertas drogas, puede producir cambios neuroplásticos que resultan en dos estados, claramente, anormales.
El primer estado es la dependencia, o dependencia “física”, producida cuando hay una adaptación farmacológica progresiva a la droga lo que resulta en tolerancia. La tolerancia es una reacción normal que, a menudo, se confunde con un signo de “adicción”. En el estado de tolerancia, la repetición de la misma dosis de una droga produce un efecto menor. Si el fármaco se interrumpe bruscamente, sobreviene un síndrome de abstinencia, en el que las respuestas de adaptación no tienen oposición por la droga. La aparición de síntomas de abstinencia es el signo cardinal de la dependencia “física”.
La adicción, el segundo estado anormal producido por el uso repetido de una droga, ocurre sólo en una minoría de aquellos que inician el consumo de drogas; esta conduce, de modo progresivo, al consumo compulsivo y fuera de control de las drogas. También se puede considerar como una forma de memoria inadaptada. La adicción comienza con la administración de sustancias (p. ej., la cocaína) o comportamientos (p. ej., la emoción del juego) que activan de forma directa e intensa los circuitos de recompensa cerebral. La activación de estos circuitos motiva el comportamiento normal, y la mayoría de los humanos simplemente disfruta de la experiencia, sin verse obligados a repetirla.
Personas que inician el uso de una droga, con potencial de adicción, no desarrolla un trastorno por consumo de drogas. Muchas variables operan simultáneamente para influir en la probabilidad de que un consumidor inicial de drogas pierda el control y desarrolle una adicción. Estas variables se pueden organizar en tres categorías: agente (droga), huésped (usuario) y ambiente como se plantea en la siguiente imagen:
Fenómenos farmacológicos
Los 3 fenómenos antes mencionados son puramente biológicos, siendo las consecuencias naturales del uso de drogas y pueden producirse en animales de experimentación, y en cualquier ser humano que tome ciertos medicamentos, de forma repetida.
Depresores del CNS
El abuso de múltiples drogas, en combinación, es bastante común. El alcohol está tan disponible que por lo general se combina con todas las demás categorías de drogas. Se informa que algunas combinaciones son tomadas debido a sus efectos interactivos.
Cocaína y otros psicoestimulantes
Cocaína
Los efectos reforzantes de la cocaína y sus análogos se correlacionan mejor con su efectividad para inhibir al DAT, el transportador que recupera a la DA de la sinapsis. Esto conduce a un aumento de las concentraciones de DA en sitios críticos del cerebro. Sin embargo, la cocaína también bloquea la recaptación de la NE y la 5HT, y su uso crónico también produce cambios en estos sistemas de neurotransmisores. Más allá del potencial de adicción, incluyen arritmias cardiacas, isquemia de miocardio, miocarditis, disección aórtica, vasoconstricción cerebral y convulsiones. La muerte por trauma también está asociada con el uso de la cocaína. La cocaína puede inducir el parto prematuro y la placenta abrupta. Entre los signos y síntomas de abstinencia a la cocaína se encuentran: disforia, fatiga, depresión, somnolencia, bradicardia y ansia de cocaína.
Debido a que la abstinencia a la cocaína por lo común es leve, no siempre requiere el tratamiento de los síntomas de abstinencia. El principal problema en el tratamiento no es la desintoxicación, sino ayudar al paciente a resistir el impulso de reanudar el hábito compulsivo del uso de la cocaína.
Anfetamina y agentes relacionados
Las anfetaminas aumentan la sináptica de la DA, la NE y la 5HT, principalmente al estimular la liberación presináptica del neurotransmisor almacenado. La metanfetamina intravenosa o fumada provoca un síndrome de abuso/dependencia similar al de la cocaína, aunque el deterioro clínico puede progresar mucho más rápido. Los tratamientos conductuales y médicos para la adicción a la metanfetamina son similares a los utilizados para la cocaína.
Cafeína
La cafeína, estimulante suave, es la droga psicoactiva más utilizada en el mundo. Está presente en los refrescos, el café, el té, el cacao, el chocolate y en numerosos medicamentos recetados y de venta libre. La cafeína puede inhibir los nucleótidos cíclicos fosfodiesterasa; aumentar, levemente, la liberación de NE y DA y mejorar la actividad neuronal en numerosas áreas del cerebro. a. Se considera que muchos de los efectos de la cafeína se producen por medio del antagonismo competitivo en los receptores de adenosina. La adenosina es un neuromodulador que se asemeja en estructura a la cafeína. Los efectos sedantes leves que ocurren cuando la adenosina activa ciertos subtipos de receptores de adenosina, pueden ser antagonizados por la cafeína. Ante los efectos estimulantes de la cafeína, de inmediato se activa la tolerancia.
Canabinoides (marihuana)
El humo de la combustión de la cannabis contiene muchos productos químicos, incluyendo 61 canabinoides diferentes que han sido identificados. Uno de éstos, el Δ9-THC, produce la mayoría de los efectos farmacológicos característicos de la marihuana fumada. o. La intoxicación con marihuana produce cambios en el estado de ánimo, la percepción y la motivación, pero los efectos que se buscan, más frecuentemente, son la “euforia” y la “relajación”. Los efectos varían con la dosis pero, por lo general, duran alrededor de 2 h. Mientras permanece el efecto, disminuyen las funciones cognitivas, la percepción, el tiempo de reacción, el aprendizaje y la memoria. La coordinación y el comportamiento de seguimiento pueden verse afectados por varias horas, más allá de la percepción de la euforia. La marihuana tiene efectos medicinales, incluidas las propiedades antieméticas que alivian los efectos secundarios de la quimioterapia anticancerosa. También posee efectos relajantes musculares, propiedades anticonvulsivantes y la capacidad de reducir la presión intraocular elevada (glaucoma).
Agentes psicodélicos
Existen dos categorías principales de compuestos psicodélicos, las indolaminas y las fenetilaminas. Los alucinógenos indolamínicos incluyen el LSD, la DMT y la psilocibina. Las fenetilaminas incluyen a la mescalina, DOM, MDA y MDMA. Ambos grupos tienen una afinidad relativamente alta por los receptores 5HT2, pero difieren en su afinidad por otros subtipos de receptores 5HT. Existe una buena correlación entre la afinidad relativa de estos compuestos por los receptores 5HT2 y su potencia como alucinógenos.
LSD
Es la droga alucinógena más potente, más de 3 000 veces más fuerte que la mescalina. El LSD se absorbe rápidamente después de la administración oral, con efectos que comienzan a los 40 a 60 minutos; alcanza un máximo a las 2 a 4 horas y vuelve, de forma gradual, a la línea base durante más de 6 a 8 horas. A una dosis de 100 μg, el LSD produce distorsiones perceptivas y, algunas veces, alucinaciones, cambios de humor e incluso euforia, paranoia, o depresión, excitación intensa y, a veces, sensación de pánico. Los signos de ingestión de LSD incluyen dilatación pupilar, aumento de la presión sanguínea y el pulso, enrojecimiento, salivación, lagrimeo e hiperreflexia. Los efectos visuales son prominentes. Los colores parecen más intensos y las formas pueden aparecer alteradas.
MDMA y MDA
Son feniletilaminas que tienen efectos estimulantes y psicodélicos. Los efectos agudos dependen de la dosis e incluyen sensaciones de energía, sentido del tiempo alterado y experiencias sensoriales placenteras con una percepción mejorada. Los efectos negativos incluyen taquicardia, boca seca, apretamiento de la mandíbula y dolores musculares. En dosis más altas se han descrito alucinaciones visuales, agitación, hipertermia y ataques de pánico. Una dosis oral típica es de una o dos tabletas de 100 mg, que producen efectos que duran de 3 a 6 h, aunque la dosificación y la potencia de las muestras en la calle son variables.